En la práctica clínica, los profesionales de la salud hemos podido constatar que los trastornos de la alimentación constituyen un problema de creciente importancia en poblaciones adolescentes, jóvenes y adultos.
El número de casos que se diagnostica ha ido en aumento considerablemente. Si a esto sumamos el hecho de que el diagnóstico se realiza en etapas avanzadas de la enfermedad, el panorama es aterrador. Se hacen crónicos en buena parte de los casos, conllevando a un gran sufrimiento personal y familiar, y pueden dar lugar a la muerte.
¿Qué son los trastornos alimenticios?
Los trastornos de la alimentación son trastornos psicológicos que presentan anormalidades en el comportamiento de la ingesta, teniendo como base la alteración psicológica.
Podemos observar que estos trastornos han cobrado gran relevancia dentro del campo de la salud mental. No solo por la creciente prevalencia, sino por la complejidad de su cuadro clínico, ubicándose en la tercera enfermedad crónica más común entre los adolescentes. De los cuales, los hombres no son eximidos, ya que representan más del 15% de los casos diagnosticados.
Comprenden dos tipos de alteraciones conductuales:
Unos directamente relacionados con la comida y el peso, y otros derivados de la relación consigo mismo y con los demás. De estos trastornos, los más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.
Ahora bien, existe una tercera categoría denominada “trastornos del comer no especificados o atípicos”. Estos representan el tipo de trastornos más frecuentes y fueron establecidos para definir los trastornos del comer no definidos específicamente como anorexia o bulimia. Esta categoría incluye exceso del comer sin purgación y otros comportamientos de anorexia y bulimia acompañados de peso normal, o la no ausencia de amenorrea (ausencia de la menstruación).
¿Cuáles son las causas?
Consideramos la existencia de un conjunto de factores predisponentes a desarrollar un trastorno de la alimentación, lo cual incluye rasgos característicos de personalidad, carga genética, dinámicas familiares y culturales.
Hay diversas razones que pueden explicar el crecimiento reciente de los trastornos de la conducta alimentaria. Pero la tendencia general es, sin duda, el aumento de la presión social sobre las mujeres para adaptarse a modelos de belleza basados en una delgadez poco realista,
Una autoestima deteriorada, así como la tendencia al perfeccionismo, es bastante común entre jóvenes con trastornos del comer. El sufrimiento y la sensación de ineficacia las hace muy exigentes, a tal punto que nunca sienten que lo que hacen es suficientemente bueno. Esta búsqueda de perfección se desplaza al peso corporal. Para alcanzar la perfección es preciso mantener el cuerpo ideal a cualquier costo. Terminan convenciéndose de que, si logran transformar su silueta, también lograrán transformarse a sí mismas.
¿Cuáles son las consecuencias?
Los trastornos de la alimentación han cobrado gran relevancia dentro del campo de la salud mental. No solo por la creciente prevalencia, sino por la complejidad de su cuadro clínico y las múltiples consecuencias que se producen en la salud física y mental.
La anorexia nerviosa se acompaña de una serie de complicaciones adicionales, tanto de morbilidad como de mortalidad. La presencia de mortalidad es una de las mayores dentro de los trastornos psicopatológicos, llegando a ser nueve por cada cien pacientes.
Una de las complicaciones más graves producida por el vómito inducido, es la reducción del potasio en la sangre, el cual afecta el funcionamiento del corazón, ocasionando arritmias cardíacas. También dentro del aparato digestivo, el esófago puede irritarse como consecuencia del ácido clorhídrico en forma reiterada, lo que produce esofagitis, como efecto inmediato del uso de laxantes. Pueden aparecer diarreas y dolores abdominales llamados cólicos, pero lo más frecuente es la aparición de constipación grave (dificultad para eliminar las heces).
También es frecuente la aparición de irregularidades menstruales, debido a la mala alimentación, además de la disminución de calcio en los huesos.
¿Conductas propias en los trastornos alimenticios?
Dentro de las conductas más frecuentes en la patología alimentaria, estarían el seguimiento de dieta restrictiva y el comer compulsivo; hábitos alimenticios inadecuados, ayunos, omitir algunas comidas principales, disminuir o evitar alimentos considerados de alto contenido calórico, consumo de productos light. Prácticas compensatorias como ejercicios excesivos y empleo de alguno de los siguientes productos con el propósito de control del peso: inhibidores de hambre, laxantes, diuréticos y consumo excesivo de agua y fibra.
¿Cuáles son los principales tipos de trastornos alimenticios?
En las últimas dos décadas ha surgido el auge de los trastornos de la alimentación con sus diferentes manifestaciones clínicas. De estos trastornos, los más representativos por su morbilidad y mortalidad son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.
La anorexia nerviosa
Es un trastorno grave en la que la persona que manifiesta este trastorno presenta un peso inferior a lo esperado de acuerdo a su edad, sexo y altura. El peso se pierde por ayunos o reducción extremada de la comida, pero casi el cincuenta por ciento de las personas que lo padecen usan también el vómito autoinducido, el abuso de laxantes o diuréticos y el ejercicio extenuante para perder peso.
- De tipo restrictivo: que se caracteriza por el adelgazamiento debido a una menor ingesta calórica.
- Del tipo purgativo: que es aquel donde se recurre regularmente a los atracones o a las purgas. En este último caso, la persona afectada se provoca el vómito después de las comidas, o usa con frecuencia laxantes, diuréticos o enemas.
La bulimia nerviosa
Es también un trastorno severo en la cual los individuos, presentan frecuentes episodios de voracidad, vomitan habitualmente o, toman laxantes para prevenir el aumento de peso. El vómito es autoinducido y va acompañado de miedo enfermizo a engordar. Los alimentos de mayor consumo o preferencia son carbohidratos y grasas, los cuales son ingeridos rápidamente sin dar tiempo a saborearlos.
- Tipo purgativo: quien lo padece se provoca regularmente el vómito o emplea laxantes, diuréticos o enemas en exceso. Esto va acompañado de un sentimiento de culpa y sensación de pérdida del control.
- Tipo no purgativo: aquí el individuo emplea otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio intenso, pero no recurren al vómito ni uso de laxantes o diuréticos, con el fin de variar el peso.
¿Cómo se pueden curar los trastornos alimenticios?
Es sabido que el comienzo de este tipo de patología suele ser insidioso y con frecuencia pasa desapercibido por la familia o el sistema escolar. De aquí la importancia de una detección temprana, ya que el inicio del tratamiento temprano mejora la respuesta y el pronóstico.
Es fundamental la rehabilitación nutricional, sin una mejora del estado nutricional, no puede hacerse un buen tratamiento psicológico. Al encontramos frente a un desorden multifactorial se requiere de un tratamiento multidisciplinario, el cual consiste en un seguimiento clínico y en algunos casos soporte médico psiquiátrico que acompañarán el abordaje psicoterapéutico.
¿Dónde puedo encontrar un especialista en el tratamiento psicológico de los trastornos alimentarios?
En nuestro Centro Psicoterapéutico brindamos el servicio de Terapia Psicológica para Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), a cargo de psicólogos clínicos, profesionales con amplia experiencia en este tipo de intervención. Nuestro equipo de psicólogos cuenta con la capacitación necesaria para controlar, superar y recuperar la salud a través de un programa de intervención dirigido a adolescentes y adultos que padezcan alguno de estos trastornos. Si consideras que presentas algunos de estos síntomas o conoces a alguien que posiblemente los tenga, es importante que solicites la ayuda especializada, tanto para establecer un diagnóstico como para determinar el tratamiento y seguimiento correspondiente.